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Del 18 al 24 de abril Cineteca Sonora exhibirá el Ciclo de cine con la obra de Gabriel Retes
La historia del cine mexicano tiene muchas caras, muchas voces, muchas crisis. El historiador Aurelio de los Reyes hace una taxonomía del recorrido histórico del cine nacional: De sus inicios en el cine mudo a la época de oro-auge de la industria cinematográfica mexicana-, de un cine mucho más rebelde y contestatario a la mecanización del cine de fórmula-el cine de las ficheras-; de su crisis profunda y desmantelamiento institucional al llamado “nuevo cine mexicano”.
Es un recorrido larguísimo, laberíntico y a menudo paradójico. Los grandes nombres vuelan -Del “Indio” Fernández a Guillermo del Toro, de Felipe Cazals a Alonso Ruíz Palacio, de Arturo Ripstein a Lucía Gaja-.
- Lo cierto es que hay una inmensidad para explorar del cine nacional, y sin embargo, pocas voces tan originales, rebeldes y libres como la de Gabriel Retes. Por eso, la Cineteca Sonora se congratula en presentar el Ciclo de cine conmemorando su segundo aniversario luctuoso del 18 al 24 de abril.
Lo primero que se debe decir de Gabriel Retes- director, actor, productor, guionista- es que no admite ser encasillado. Su vasta obra es testamento de ello. Su cámara exploró temáticas que pocos se atrevieron a hacer: retrató las contradicciones de las personas comunes que habitan México; la clase trabajadora, la clase media, sus problemas, sus contradicciones; biografías con luces y sombras. Lo hizo siempre a su manera, con ese humor negro que obliga a reírse mientras se abre una herida reflexiva.
De su debut- ganadora del Ariel a Mejor Ópera Prima- con “Chin chin el Teporocho” (1975) (basada en el libro homónimo del gran cronista de Tepito, Armando Ramírez”) a “El bulto”, su obra más mediática, donde retrata el choque generacional de un país que le tiene miedo a su pasado, Retes apostó por un cine colectivo, cooperativo, ajeno a las garras de una industria cada vez más apegado a las ganancias en taquilla que al contenido cinematográfico.
Retes apostó por tener siempre su independencia autoral y eso lo convirtió en un cineasta imprescindible en el cine mexicano.